Tengo ojos que miran desde la garganta
mientras el reloj vuelca el frío
sobre mis huesos.
Hoy el desamparo
se vuelve luz del tiempo
que enciende la ninfa.
No podré caminar
sin tu cadena de excusas
sin tu red de vasos comunicantes
en el crespo
de los buenos días.
Hoy se desvanece
la belleza linfática
la que desaté
en la más absurda
colcha del hotel.
Hoy no hay milagro
la maravilla
se hundió en el ganglio
del divertimento
fue a parar
a la bolsa colectora
de los hospitales.
.